#ElPerúQueQueremos

A propósito de la White Party * Fiesta Blanca

Publicado: 2010-02-21

Jesús López - Makungu

En el último mes y medio he estado lo mas lejos que nunca de Lima. He estado en el centro del Perú. En Huancayo, para ser preciso. Cuando me dijeron que debía ir para dicha zona, puse cara de pocos amigos. Renegué porque “a mí me gusta la costa, no la sierra”. Llegué a esta hermosa ciudad el 12 de enero y empecé a trabajar luego de 2 semanas. Al llegar y hasta luego de una semana, me fue terrible. Ganas de vomitar, náuseas, mareos, etc, hicieron que mi estadía en esos primeros días fuera no tan agradable. Trataba de pasarla mejor saliendo a caminar. El ejercicio era bueno al inicio, pero luego, por la altura y el sobrepeso, me sobrevenía un terrible malestar y tenía que regresar al hotel en un taxi. Tengo que bajar de peso por Dios.

Uno de estos días, caminando por el centro de Huancayo vi una placa pegada en la parte alta de una pared antigua, la cual decía: “En esta casa se hospedó el general Ramón Castilla, presidente del Perú, libertador del indio y del negro”. Frente a dicha casa se levantaba un monumento al general. Eran las 8:30 pm de una noche de martes lluviosa. Recordé el libro “el decreto de Huancayo” de Jean Pierre Tardieu. Me hubiera gustado tenerlo acá para poder consultar la dirección exacta de la casa donde Ramón Castilla, el general insurrecto frente al gobierno de Echenique, firmó el acta de abolición general del la esclavitud en el Perú. Aunque ya con lo que había visto era suficiente. Un lugar histórico, pensé. Recordé que nuestros antepasados fueron esclavizados durante más de 300 años y que fueron consiguiendo la libertad que el estado les negaba de manera natural; comprándose a sí mismos y a sus familias después de años de trabajo. Verdaderos héroeas anónimos, pensé. Que pena que no tengan una plaza a su memoria, un lugar donde todos los peruanos podamos recordar que no solo existieron Graus y Bolognesis. Jueves, 18 de Febrero. Estaba mirando unos videos en Youtube, cuando mi compañero que estaba hospedado en la habitación de al lado, me llama para decirme que Alianza estaba ganándole 2 – 1 al “pincharratas” el Estudiantes de la Plata de Argentina. Inmediatamente encendí el TV y pude constatarlo. Me vi todo el segundo tiempo… los minutos pasaban, ya estaban a 30’ y Alianza Lima, el equipo del pueblo, vencía 4-1 al último campeón de América. Esas leyendas del Rodillo Negro vinieron a mi mente. Desde el primero con Villanueva y Lavalle a la cabeza, pasando por Gómez Sánchez, Castillo, Valeriano y Barbadillo. Siguiendo con Pitín Zegarra, Perico, Cubillas, Baylón y Martínez, hasta el último del fokker (modelo del avión comercial en el que en 1987, la plantilla completa del club alianza lima murió al caer frente a las costas del Callao) con Escobar, Reyes, Watson y Farfán. “El equipo del pueblo siempre había estado formado por gente negra”, pensé. Y me sentí orgulloso por eso. Porque el fútbol puede ser una actividad que unifica los sentimientos de un país entero, y que el futbolista, con su actividad bien ejecutada también puede ser un héroe. Héroe nacional, pensé. Recordé que Alianza Lima ya no es un equipo exclusivamente conformado por gente negra, sino por gente de diversos orígenes, nacionalidades y rasgos culturales. Eso no es problema, pensé, porque Alianza Lima seguirá siendo el equipo de los negros aunque no haya ninguno en su planilla. Cuántas alegrías, emociones y orgullo nos han dado este equipo y sus jugadores. Los que me conocen bien saben de la fijación que tengo por las fotografías de mi abuelo. Son unas cuantas fotografías antiguas, en algunos casos de 100 o más años, que grafican la vida de mi familia negra limeña en la primera mitad del siglo pasado. Considero que constituyen un documento importante para la identificación de los afros peruanos. Por eso siempre las mostraba con orgullo y por eso, hace una semana, colgué algunas de estas en mi facebook. Recibí comentarios, buenos todos, sobre las fotos. Comentarios de gente negra y de gente no negra. Porque lo que ahí se ve no es solamente un grupo de negros de hace 100 años, en los barrios populares de Lima. Lo que ahí se ve es una parte de la historia, una parte de la historia que nunca ha querido ser contada desde la oficialidad y que muchos de nosotros ahora reunidos también queremos contar. Una parte de esta historia peruana, con ancestros africanos que fue pintada desde que los primeros esclavizados que fueron traídos al callao, hasta el último jueves, cuando el antiguo Rodillo Negro, resucitó en un partido de fútbol y nos dio una alegría incomparable. Esta historia que se resiste a ser olvidada y dejada de lado es, en parte, la razón por la que todos los años Makungu, nuestra organización, hace esta reunión, la tradicional White Party[1], fiesta en la que todos vamos vestidos de blanco -aunque otros años haya sido Black & White Party-. Una reunión a la memoria de los que ya no están y de los que vendrán después de nosotros, una reunión para bailar, para embriagarse y para celebrar. Una reunión en la que les acompañaré en alma pues mis labores no me permiten estar físicamente. Los quiero a todos por su valentía y su coraje de resistir los problemas del día a día, la falta de tiempo y las cargas y problemas que cada uno de ustedes tiene; para seguir juntos este sueño y esta misión de no dejar que nos cuenten la historia del Perú como siempre. Quede constancia de que hoy, sábado 20 de febrero del año 2010, un grupo de afroperuanos se reunieron para hacer historia, y para que las historias de cada uno no se pierdan en el olvido de la memoria oficial. Para que Makungu siga haciendo historia. Historia de la diáspora africana.

[1] La “White Party” es una iniciativa de Makungu para el Desarrollo, que tiene como objetivo tener una celebración especial a principios de cada año, en la cual podamos disfrutar como amigos y como organización, el trabajo que hacemos todos los años.  


Escrito por

Makungu para el Desarrollo

Makungu: \"El alma de los ancestros\" ?Somos una asociación civil sin fines de lucro, cuyo fin es fortalecer la identidad afroperuana, con énfasis en la juventud, como paso previo a la construcción de una sociedad inclusiva, equitativa y democrática.


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Makungu para el Desarrollo

Asociación de jóvenes afroperuanos