Por: Ana Lucía Mosquera - MakunguEs como si descubriera algún tesoro que me fue guardado sin motivos evidentes y que ahora decide descubrirse ante mí para darme sus bondades y maravillas. Porque eso siento que es para mí: la maravilla de finalmente saber quién soy en realidad.Antes de abrir esta puerta no supe qué implicaba ser afrodescendiente. Si me hubieran preguntado cuando tenía 7 años si me sentía afro, hubiera dicho que sí agachando la cabeza y llorando en una esquina mientras nadie se atrevía a desafiarme y explicarme realmente qué era ser afroperuano, cuando lo más probable era que hubiera alguien que supiera que algún día iba a estar orgullosa. Y ahora me alegra decir que ese día ha llegado, dejando de ser un sentimiento transitorio y ocasional o un estado temporal que asumía con algún interés para convertirse en un estado permanente e invariable de pertenencia con mi comunidad.Y aquí me encuentro, siendo feliz, aceptando quien soy y dando gracias al destino porque finalmente me hizo entender que ser afrodecendiente no sólo se relaciona al color de piel que ves cuando te miras al espejo, o a un par de canciones que te gusta escuchar. Ser afrodescendiente, y afroperuana, es además una gran responsabilidad por el legado que muchos de nuestros antepasados nos dejan, y la misión de unir cada vez más a esta comunidad que, lamentablemente y por muchos motivos que no logro entender, tomó caminos separados y abrió una brecha que hoy muchos jóvenes como yo tratamos de unir.Pero no va a ser nada fácil, porque la brecha es grande, y muchas cosas nos limitan, pero la única manera que encontraremos para desarrollarnos como comunidad es educando. Educándonos profesionalmente, educando en cultura y más importante, educándonos en identidad. Solo así podremos salir adelante juntos, sabiendo quienes somos y amando cada parte de nosotros, destacándonos por nuestros conocimientos para enfrentar la segregación, y dándonos la mano como hermanos, como debió ser desde siempre.Y por eso y para eso, para trabajar juntos por un fin en común, es que estoy en Makungu para el Desarrollo, una organización que lucha por ideales difíciles y que comenzando con pequeñas acciones cambiará la percepción de los afroperuanos y fortalecerá nuestros lazos. Somos pocos ahora, pero sé que llegaremos a ser muchas personas trabajando por lo que creemos.Aquí y ahora, me siento parte de algo. Y es en verdad una de esas épocas en las que a una le sobran los motivos para sonreír cada día. Ahora por fin me siento en mi lugar correcto, con las personas correctas, y por un motivo que vale la pena. Admito que mi camino es largo, y que aún tengo mucho que aprender, pero también tengo ideas, muchas ideas y proyectos, y sé que iré aprendiendo y aportando a un proyecto que considero correcto. Hay mucha gente que me pregunta por qué hago esto, porque hay mucha gente que aún no sabe lo rico que es saber cual es tu lugar y a donde perteneces. Hoy lo sé, y no hay nada mejor que ese sentimiento de estar yendo por el camino correcto. El 4 de junio, día del nacimiento de Nicomedes Santa Cruz, se celebró el día de la cultura afroperuana, y gracias al destino no volverá a pasar un año sin que lo sepa. Yo soy afroperuana, así que feliz día para mí. Feliz día makungueros!